Declaración del Concejal Miguel Cisterna

por Miguel Cisterna, concejal de la comuna de Llay Llay

En mi calidad de Concejal de la comuna de Llay LLay, considero mi deber informar a la comunidad de los hechos ocurridos en relación con la extracción ilegal de áridos en la ribera del Río Aconcagua, en el sector de Las Vegas.

En primer lugar es importante aclarar que es responsabilidad del Municipio velar por que se respeten las normas respecto a la extracción de áridos, sin embargo durante años en LLay LLay se han extraídos áridos y los responsables de hacer cumplir la ley, no lo hicieron debidamente, por lo que en mi periodo anterior como concejal, junto con el entonces concejal Edgardo González, hicimos, durante el 2016 una denuncia en la Gobernación Provincial de San Felipe.

Dicha denuncia rindió sus frutos y Contraloría realizó una investigación y elaboró un informe que señala, básicamente, que la extracción de áridos es ilegal, por no contar con los permisos correspondientes, que al Municipio no le ha reportado ingresos económicos, que las autoridades correspondientes (Alcalde y Jefe de Obras) no cumplieron con su deber de fiscalizar los volúmenes extraídos y de clausurar las faenas de extracción y por último que el anterior alcalde don Mario Marillanca emitió un certificado irregular para autorizar la extracción. Por todo ello se está instruyendo un sumario para determinar responsabilidades.

Consideramos que los hechos anteriores son de suma gravedad por lo que la comunidad tiene derecho a mantenerse informada y yo, en el cumplimiento de mi deber como concejal intentaré informar, por todos los medios posibles, los detalles de este problema y, además, me seguiré oponiendo a que continúe este negocio ilegal, que no le reporta beneficios a la comuna, tal como lo he hecho en todas las sesiones del Concejo Municipal en las que me he opuesto a que se extraigan áridos de nuestra comuna de manera ilegal y seguiré intentando, por todos los medios a mi disposición, que se ponga fin a este ilícito que se comete, frente a nuestras narices, sin que los responsables tomen cartas en el asunto.