de La Pulga de mayo por Colibrí
Hace poco ví en facebook los 10 principios de la educación en Finlandia y me detuve a leerlo ya que siempre se habla de este país como un referente en el tema educacional, sobre todo acá en Chile que estamos acostumbrados a copiar, imitar, repetir, patrones de otros lugares para ser algo más “desarrollados”.
El primer punto comienza con la valoración de un educador, con un nivel de exigencia para poder serlo, con un trato respetuoso a esta autoridad, acá en Chile, un educador es un simple peón, con un sueldo de obrero calificado con exceso de trabajo y falta de tiempo. Es esa pregunta de descontento y miedo del papá o mamá cuando su hijo sale de cuarto medio que dice ¿De verdad quieres ser profesor?.
Se sueña en Chile con una educación gratuita, pero la mayoría optamos por un colegio particular subvencionado, porque son menos niños en sus salas, hay una educación personalizada, tienen planteamientos, proyectos y talleres, como en Finlandia. También tienen algunos un currículum que se adapta al entregado por el ministerio, dependiendo de la visión que se quiera lograr.
Allá, los niños tienen tiempo, para jugar y descansar, pues sus jornadas son más cortas, acá, la famosa jornada escolar completa consume tanto a niños como profesores, teniendo ambos que seguir trabajando en sus casas, unos haciendo tareas, los otros planificando porque estas horas no entran dentro de su horario laboral; aunque algunos tienen ventanas para aprovechar el tiempo y preparar las clases, no todos cuentan con este “privilegio”.
Chile, en general, es un país donde se educa a un niño para ganarle al otro y la comparación y la competitividad están a flor de piel, importa más la nota que lo aprendido y se valora más al que se saca un siete copiando que al que se saca un cinco creando. Los papás miramos más las notas que el informe personal, ese de los siempre, generalmente, ocasionalmente y nunca.
Allá, se valoran los tres principios de la educación, la curiosidad, la creatividad y el pensamiento crítico (y esto lo sé porque mi jefe me lo explico y yo entendí), más que la memorización y aquí recuerdo a Isabel mi profe de lenguaje en el liceo, recuerdo su afiche promocional de un libro, su tarea de expresar corporalmente un poema, su “dé su opinión personal del libro, si le gustó por qué, si no le gustó por qué no”.
Y el punto final y quizás uno de los más importantes, la familia, padres implicados en la educación de sus hijos, allá las jornadas laborales coinciden con los horarios de sus hijos. Porque las ayudas públicas así lo permiten, bibliotecas abiertas el fin de semana, teatro al aire libre, escuelas de música, de pintura, de canto; acá un niño tiene acceso a eso a través de los talleres que ciertos colegios imparten. Los papás trabajamos ocho o más horas diarias, el que tiene sale y para tener hay que trabajar, para de vez en cuando darse un gustito. Es verdad que cantidad no es calidad y según estudios el tiempo que uno brinda a sus hijos más que cantidad debe tener calidad, pero ¿qué papá o mamá no desea estar más tiempo con ellos?.
Somos un país pobre con aires de ricos.
Cuando pienso en todos estos conceptos y lo comparo con la famosa reforma educacional (que aún no logro entender del todo), pienso que en vez de partir por la cabeza, comenzamos por los pies, entonces me doy cuenta que ninguno de los que piensa en esta reforma, estudió en Finlandia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario