de la Pulga de marzo por Maria Cortez
La práctica del yoga llega para hacerse parte de la rutina de vida de Carolina. Con entusiasmo comparte su experiencia en el descubrimiento de una práctica milenaria.
Cuenta que gracias a su inquietud por conocer un ejercicio que mantuviera comunión entre mente, cuerpo y alma, y no fuera un mero ejercicio para sudar, encontró el yoga sin precisamente buscarlo.
De este modo comenzó a estudiarlo de manera intensiva, impregnándose de la disciplina, adoptando herramientas para luego poder enseñarlo. Sus conocimientos fueron aumentando y profundizándose gradualmente conforme pasaba el tiempo y la experiencia de aprendizaje. Por un lado lograba reconocer en su propio cuerpo las transformaciones que producía el ejercicio y la meditación; ambas conducentes a complementar el ser en pro del equilibrio. Y por otro comenzó el deseo de compartir lo vivido a otros: “Espero que se vuelva cultura, que la gente pierda la vergüenza, que se atreva”. Agregando que esto no es un deporte de competición y que cada cuerpo es distinto al otro, por tanto la experiencia y la exigencia radica en uno mismo.
Durante fines del año pasado comenzó a dar clases en la sede de los departamentos
Gabriela Mistral, y durante este verano también al aire libre en la piscina municipal de Llay Llay. En sus clases incorpora variadas asanas para mostrar el amplio espectro de posturas que contiene el HataYoga, evitando algunas más complejas para un grupo inexperto. Los alumnos comentan que han tenido beneficios en el descanso, y en algunos malestares que solían padecer.
Por último hace un llamado a la comunidad a vivir una hora de cariño al cuerpo, como ella así lo llama. Una hora de desconexión con el exterior, una hora de silencio de nuestra rutina. Además a luca, quién no se anima.
Para mayor información:
Carolina Tapia Salinas
Facebook: GaneshYoga
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