domingo, 30 de octubre de 2016

Bajo pesión


por Alice

En su testimonio Alice cuenta el acoso que tiene que vivir por parte de su jefe para obtener un sueldo para
vivir.

Otro día más de pega, me levanto con la sensación de que me gustaría que fuese diferente aunque sé que no será así, y no lo digo por tener que trabajar sino que por lo que hasta ahora he tenido que callar como muchas otras, quizá por falta de campo laboral en este pueblito, quizá otras callan por vergüenza, por miedo, o porque simplemente no les creyeron.
Al principio todo iba normal. Mi jefe se mostraba como un hombre de familia, fingiendo ser respetuoso. Existía un trato cordial, me sentía cómoda, los horarios me servían y la pega me gustaba. Me confié de esa mascara que mostraba y que hasta el día de hoy sigue así. No sé en qué momento se sintió con el poder de invadir mi espacio personal. Primero comenzó con simples comentarios como: Qué lindo chaleco, me gusta cómo se te ve, le asienta a tu figura - estos comentarios siempre iban acompañados de “toqueteos” a la vestimenta que estaba usando. Luego comenzaron las miradas que no solo eran a mí sino que también a las clientas, fuesen jóvenes liceanas , escolares o señoras. A todas les coqueteaba o si no, las miraba cuando salían del local sin escrúpulos. Creo que él creía que yo no me daba cuenta. Pues, estaba en grave error.
Cosas que hacía, él estaba pendiente. Buscaba instancias para acercarse con la excusa de explicarme como se hacía el trabajo, luego de que supuestamente me explicaba algo que él sabía que yo manejaba muy bien trataba de abrazarme, y al ver que yo reaccionaba a la defensiva (-e decía que estaba ocupada, que no me gustaban los abrazos, o que simplemente no quería) me decía que era “fome” o amargada.
Pasaron los días y con ello los comentarios subidos de tono, para ser explícitamente sexuales, sin preguntarme hacía comentarios fuera de lugar con connotación sexual, a veces de las propias clientas, de su señora o de antiguas trabajadoras del local, pidiéndome opiniones sobre aquello o esperando que me causara gracia. Podía notar el nerviosismo en su rostro al ver que no respondía, o que no le daba importancia. Me hacía preguntas de mi vida personal, creo que solo por querer alejarlo de mi espacio de trabajo o para que me dejara de molestar con sus comentarios asquerosos le dije -sabe que sí, tengo pareja- pensando que con eso podría exorcizar el ataque de preguntas. Pero no fue así. Siguió con el interrogatorio, yo siempre tratando de cambiar el tema ,de pararme al baño, de ir a barrer aunque estuviese limpio, y él siempre con las misma insistencias de que era amargada,fome y en forma de “broma” me decía –ya po`h cuéntame, siéntate aquí si yo no muerdo. Le pedí que respetara mi espacio que estaba trabajando, hasta le dije de alguna forma que me sentía incomoda y que me molestaba y aún así al pasar los días siguió tratando de averiguar cosas sobre mi vida afectiva, siguió con sus comentarios subidos de tono y las miradas acosadoras hacia las clientas. En algún momento llegué a pensar que quizá yo estaba confundiendo las cosas o que las estaba mal entendiendo, hasta que algunas personas empezaron a decirme: qué raro que lleves tanto tiempo, al caballero siempre se le van las niñas por dicen que él las acosa, ahí todo comenzó a tener más sentido, claro que no era cosa mía.
Me estoy sintiendo acosada, las palabras también son un tipo de agresión, cada día llego acá sintiendo asco y repudio ,sigo trabajando aquí, el trabajo es bueno no lo niego, pero todo se echa a perder cuando llega él que me violenta de una u otra forma. No sé en qué momento todo se salió de control, nunca le di la confianza para que me hablara de sexo con tanta naturalidad, siendo que para mí es algo intimo y personal. Me da impotencia no poder escapar de aquí, no poder sacar a la luz con nombre y apellido a este caballero que está realmente enfermo, rabia por saber que estoy pasando lo mismo que muchas otras, no tengo otra pega más que ésta ,no he encontrado otra pega donde el horario se acomode estudios. Sólo me queda esta carta donde expreso lo que me pasa, para que otras como yo no se sientan solas, que sepan que pueden contarlo y que de una vez por todas desaparezcan estos empleadores acosadores, yo por mi parte no me quedaré tranquila hasta sacarle la máscara de buen señor a mi jefe.

No hay comentarios:

Publicar un comentario