Escuchando
la canción Luchin de Víctor Jara, me puse a pensar en lo simple que
resultaba en nuestra infancia el tener una pelota, una mascota y un
patio que hacía volar nuestra imaginación, los juegos con los
vecinos, con los compañeros de la escuela, las guerras de agua, la
pinta, la escondida y en los mejores barrios, el ring ring raja.
Formo parte de una generación con imaginación, donde la educación
era parte de un juego, el juego de aprender (aunque igual tuve una
profe que me pegó un par de cachetadas, según ella porque me las
merecía, pero en fin), un juego de exploración y búsqueda, de
descubrimiento.
Hoy
la educación se ve reflejada en quejas, del ministerio a los
profesores, de los profesores al ministerio, de padres a profesores,
de profesores a alumnos y así como un círculo vicioso, nos vemos
entrampados en un ir y venir sin solución…y ahí estamos nosotros,
los que miramos desde fuera como funciona todo, leyendo los grandes
resultados de Finlandia( imposible no nombrarlo), que saco las
materias, que sus horarios, que el arte y la cultura, etc etc. Y aquí
vuelvo a Luchin, según yo es un niño pre-escolar, que explora, que
busca, que imagina y es ahí donde me detengo y pienso en cuál es la
raíz de la educación, y creo que estos niños y niñas pequeñas lo
son, porque son ellos a los que tenemos que educar, no tanto con
libros, no tanto con tecnología, sino con valores, con tacto, con
sentidos, con juegos, con creatividad y pensamiento propio… Se ve
difícil, pero creo que no lo es, es la educación preescolar la que
debe ser el pilar fundamental, para el desarrollo del ser humano en
sí, para la adolescencia y la adultez, un niño feliz será un
adulto feliz, un niño con pensamiento crítico será un adulto con
opinión.
Si
el ministerio no quiere marchas, si el profesor no quiere quejas, si
el papá o la mamá quiere un niño inteligente, edúquelo desde
pequeño, desarrolle su inteligencia, juegue con él, preséntele
problemas, ábrale la jaula y déjelo explorar, déjelo que se
equivoque si no es malo, de los errores se aprende, dedíquele
tiempo.
Y
deje que el ministerio lucre, porque siempre lo hará, es Chile no
Finlandia..
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