por Blacky
Quizás pueda sonar a cliché “la juventud es demasiado corta
“…recuerdo cuando con ansias esperaba mi turno para estar a la
pretensión de la moda y del estilo y era que de niño uno se debía
a las decisiones de los padres hasta para vestirse, y quien no,
cuando en los ‘80 la pobreza o más bien dicho la desigualdad
social era mucho más aberrante que en los tiempos venideros. Todo
era conformismo, resignación y sumisión. Recuerdo los jóvenes de
mi barrio…alcohólicos harapientos desempleados…con sus radios
parados en las esquinas, escuchando a un calvo rebelde que les
gritaba que su juventud era un divino tesoro. No muchos parecían
creer o entender en aquel sublime mensaje. La juventud oprimida,
empobrecida y sin esperanzas se desvanecía lenta y tristemente en
aquella esquina. Aun así mis ansias no mermaban. El barrio era el
más pobre de la ciudad, las calles sin pavimentar. No todos contaban
con los suministros básicos que por derecho deba tener un cristiano.
Las medias aguas atestadas de crías sucias y descalzas. Un poco
tísicas por la dieta de pan y té. Solo uno o dos por casa tenían
la fortuna de ir al colegio y disfrutar de un buen desayuno, un
contundente almuerzo y tal vez un poco de educación. Aún recuerdo
las inútiles clases de francés… la esperada y rimbombante llegada
del cometa Halley, el desgarro de patillas del profesor de
matemáticas con su aspecto rudo y militar. Las noches peligrosas en
donde los delincuentes vestían de uniforme y portaban fusil. Un
rechoncho señor que transmitía durante todo el día sábado una
circense cortina de humo, un relajante somnífero dirigido a todos
como los de mi barrio, de esa forma se estaba permitido soñar “
QUEEE VENGA LA MODELO “ Mientras mi voz cambiaba y en mi garganta
se hacia un bulto. Mis sueños de juventud y libertad podían ser
algo peligrosos… Siempre he sido un tipo con suerte, no de esos que
se vuelven millonarios de la noche a la mañana, o que siempre su
caballo llega primero, o andan a tropiezos con estrellas fugases.
Tengo la fortuna de sentirme millonario con lo poco y nada que tengo,
aún visito mi viejo barrio, ya no es el más pobre de la
ciudad…Todas sus calles están pavimentadas. Algunos hijos de las
crías están en la universidad para de una buena vez romper el
círculo. En la esquina hay un verde y muy cuidado parque. Y los
niños sueñan con ser jóvenes y los jóvenes con ser adultos y los
viejos , bueno, ese es otro cuento… Mi divino tesoro está intacto…
Aún me visto casual y a la moda, Mis manos están un poco arrugadas
y más callosas que ayer…pero mi alma sigue fresca y joven e
intacta. Debe ser por alguna bendita esperanza…
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