domingo, 19 de junio de 2016

De muñecas y miedos


por Emma Rosa


Cada día, Claudia* lleva dos muñecas a la escuela: Una para ella y una para su amigx. A su amigx le gustaría ser una niña. O sea, de cierta forma ES una niña. Sin embargo, según la mayoría de las personas, es niño, porque tiene pene. Y ya que a muchas personas les parece inadecuado que un niño juegue con muñecas, no tiene muñecas. Por esto, Claudia se las trae. Es un secreto.
Claudia está preocupada por su amigx. Teniendo ocho años, está consciente de que muchas personas no aceptan a su amigx. Se pregunta que podría hacer ella para ayudarle.

Yo soy mujer, me siento mujer. Pero tengo claro que la frontera entre hombres y mujeres no es clara, y que es frágil además. De repente deseo “como un hombre”. Me gustaría ser visto como hombre en lo que hago, lo que soy. Probablemente, todxs de repente pensamos en cómo sería ser de otro género. Y, cuántas veces se nos dice qué tenemos que hacer para ser hombres verdaderos, mujeres verdaderas. Creo que muchas personas tienen miedo de no ser lo suficiente hombre, lo suficiente mujeres, tienen miedo de traspasar la frontera frágil . De este miedo nace el rechazo hacia la gente que no cabe en el sistema “pene=hombre, vagina=mujer”.

Les deseo lo mejor a Claudia y a su amigx. Qué bueno que nacen niñxs como ellxs que pese a todo, traspasen las fronteras de la moral, que aceptan que una parte fundamental de los seres humanos es que somos todxs diferentes. En ello consiste nuestra fuerza, riqueza, nuestro potencial.


*Nombre cambiado

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