viernes, 29 de enero de 2016

Vida entre rejas y cercos


por Pablo Aravena y Ricardo Magnon

Cuando era pequeño y llegaba a Llay Llay encontraba este pueblo muy lindo y entretenido porque de donde yo venia era una ciudad muy restringida en sus espacios públicos (San Bernardo) , en cambio aca en Llay Llay habían muchos lugares donde ir, pal cerro, pa la cancha, pa los campos de los parecelos, en fin uno tenia espacio de sobra.yo llegue a los seis años acá y hoy ya tengo 21 y me he dado cuenta de que el Llay Llay en el que vivía ha cambiado demasiado, hoy ya no puedes ir al cerro porque esta cobijado de un extenso cerco de alambre puas, la cancha ahora parece una cárcel con tanta reja que le pusieron, un día pasando por Catemu me di cuenta de que había un parque con rejas y ahí fue cuando me pregunte ¿Estamos en libertad o en la cárcel? Vivimos en un pueblo lleno de rejas y de cercos siendo que por ejemplo los cerros eran propiedad de todos los dueños de terreno y se podía ir a dejar las cabras, los caballos, o aunque sea ir a contemplar la naturaleza, pero ahora no podemos hacer na'!
¿Cómo pasó esto? ¿Porqué las canchas tienen cercos y muchos cerros ya no los podemos usar para ir a caminar y disfrutar las posas naturales?
Lo que vivimos en el último tiempo es que los cerros han sido ocupados por nuevos latifundistas como Jorge Schmidt, que plantaron paltos y sacaron a los arboles nativos como también a las posas que hubo antes ahí. Él se hace un lindo jardín con islas artificiales al lado del Aconcagua, mientras destruye los espacios que antes usaba toda la gente. En estás plantaciones no importa el bienestar de los trabajadores sino solamente la mano de obra que venden. Así que tampoco le tiene valor si sus trabajadores puede tener espacios, como aquellos que destruyó. Lo único que importa es la producción de paltas para ganar dinero, para que él y alguna gente cercana pueda vivir bien. ¿Sentido común? ¿Preocupación por la comunidad? Es imposible encontrarla.
¿Y las canchas? Son pagadas con subsidios del estado pero su mayor tiempo permanecen cerradas y hay que pagar para usarlas. El argumento oficial es que de alguna manera hay que pagar los focos de luz y la mantención. Pero para que sirve una cancha que fue construida para la comunidad se en su mayor tiempo permanece cerrada para la comunidad. ¿No hay otras formas de pagar los focos y la mantención?, por ejemplo con subsidio del estado o de la municipalidad.
Quizás hay más razones para explicar las rejas de las canchas. Veamos cómo están los espacios públicos que permanecen abiertos para la comunidad, los parques, el camino a la piedra santa o los caminos al cementerio.
Como nos cuenta Emma Rosa en su comentario el camino a la piedra santa está lleno de basura, y el espacio alrededor del cementerio es un vertedero ilegal. No hay preocupación para estos espacios, en el caso de alguna gente que va a la piedra santa, ni se preocupan por la limpieza de estos lugares que usan para su recreación ¿y será la misma la gente que después se molesta por la basura alrededor del cementerio?.
Pero otro ejemplo son los parques dentro de nuestro pueblo, ya que estos en su mayoría están bien cuidados y nos sirven para todxs para relajarnos, pololear, jugar con lxs hijxs o solamente leer un libro. Ahí muchas veces lxs vecinxs recogen la basura y se preocupan por la mantención de estos lugares. Aunque igualmente la gente deja su basura ahí, gracias a lxs vecinxs estos lugares siguen siendo limpios y bonitos.
Por entonces, son los lugares donde hay gente que se preocupa, que permanecen limpios. Lugares que no tienen nadie que se preocupa por ellos se llenan de basura, quizás solamente arrojada de muy poca gente.
¿Es este el medio que tiene la gente encierra a las canchas que se llenará de basura y rallados?
¿Cómo podemos cambiar esta situación?
Si queremos que espacios público sigan siendo públicos tenemos que tener confianza en la gente, creer en que la gente se preocupa por los lugares comunes. Tenemos que cambiar nuestra mirada al espacio público. Verlo como un lugar de todxs y de nosotrxs que hay que cuidar, pero también como un lugar en el cual podemos vivir. Donde lxs niñxs pueden jugar, la gente mayor tomar un poco de sol y otra gente jugar la pelota. Y ahí entra la reja de nuevo – si queremos que la gente ocupe estos tenemos que hacerlos más accesibles.
Y ahí también surge otra ventaja, si hay gente en la calle, las calles están más seguras.


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