por Pablo Rauld
La
cuestión era bastante sencilla: Yo venía solo y él se acercaba
cada vez más.
Ante el encuentro inminente pensaba mi plan de acción.
(un escape furtivo, una excusa fácil)
Pero la emoción del momento era difícil de ignorar:
“Vo dale nomá, si ya tamo acato”
En eso se para junto a mí con peligrosa cercanía y me dirige la palabra:
Ante el encuentro inminente pensaba mi plan de acción.
(un escape furtivo, una excusa fácil)
Pero la emoción del momento era difícil de ignorar:
“Vo dale nomá, si ya tamo acato”
En eso se para junto a mí con peligrosa cercanía y me dirige la palabra:
-
¿Dónde se baja?
- ¿Cuánto sale hasta el terminal?
(le paso dos lucas)
- Dejémoslo ahí nomá
Hermosa frase de misteriosa complicidad.
- ¿Cuánto sale hasta el terminal?
(le paso dos lucas)
- Dejémoslo ahí nomá
Hermosa frase de misteriosa complicidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario