por La Pulga
La
tierra en constante cambio
En
los últimos 60 años hemos tenido muchos cambios, la pregunta de
quien trabaja la tierra y a quién le pertenece, jugó un rol
fundamental en las políticas de los gobiernos que estaban en el
poder.
La
reforma agraria de los años 60 y profundizado bajo el gobierno de
Salvador Allende, quiso hacer que los trabajadores, que desde antes
habían trabajado la tierra en condiciones miserables, debían ser
dueños de su propia tierra. Para esto se expropió la tierra, es
decir el estado obligó a los antiguos dueños a venderles la tierra
a un precio definido, y el gobierno formó cooperativas o parceló
las tierras y las entregó a los campesinos.
La
dictadura de Pinochet cambió de manera drástica el destino del
país. El régimen militar vendió la tierra a los campesinos que
además de no tener herramientas para trabajar la tierra y el bajo
precios de los alimentos en la crisis de los años 80, tuvieron que
pagar cuotas para sus terrenos. A consecuencia de esto mucho tuvieron
que vender sus tierras. En muchos casos, primero se vendieron los
cerros y después algunos también vendieron sus parcelas. Así
volvió el latifundio a nuestras tierras, ya que muchas veces se
compraba grandes hectáreas, como lo podemos observar hoy en día.
Durante
la dictadura militar también se cambió la orientación de la
industria agrícola. El fin de esta industria ya no es de abastecer
el mercado del país, sino que producir frutas para el mercado
internacional, especialmente Europa y EEUU. La Palta, la uva y el
limón que cosechan nuestrxs amigxs, familiares y conocidos a veces
en condiciones miserables, se produce para unos países donde estos
productos tienen más valor y la gente tiene más plata para
comprárselo. En cambio nosotrxs importamos trigo de EEUU, ya que
este casi no necesita mano de obra. Lo importante dentro de este
mercado es tener mano de obra barata que coseche y cuide estos
productos. Esta mano de obra barata son lxs temporerxs.
Mano
de obra barata como “ventaja” en la exportación de frutas
Como
muchos de ustedes deberán saber, hay muchas malas prácticas dentro
de este sector. La gente que trabaja ahí se saca la cresta para
ganarse durante las temporadas la plata que necesita durante el
invierno o para otros tiempos sin pega. A veces trabajando más que
15 horas para ganarse lo que se podría llamar “lo justo”. Los
que ganan en esto son los patrones y grandes latifundistas. Las y los
temporerxs no tienen derecho a negociar de manera colectiva con el
patrón, además según lo previsto lo nueva reforma laboral, que
trae algunas mejoras para lxs obrerxs no va a incluir a lxs
temporerxs. En estas condiciones, en las cuales mucha gente ni sabe
sus derechos básicos es difícil la sindicalización de la gente.
Un
encuentro con un sindicalista
En
el valle del Aconcagua, hay un pequeño grupo de gente que de todas
maneras quiere reactivar un sindicato que habían formado hace varios
años y que dejó de funcionar el año pasado. Este sindicato tiene
su base en Putaendo, nosotrxs fuimos a hablar con uno de ellxs para
saber sobre la actual situación de los temporerxs y el futuro de su
organización sindical.
Él
nos contó, que antes habían organizado marchas para presionar al
gobierno de entonces a pronunciarse al respecto, además hicieron
varios boletines para informar a lxs temperorxs sobre sus derechos,
su situación y posibles acciones a tomar.
Además
nos explicó las diferentes complicidades que tienen lxs temporerxs y
algunos puntos donde apuntar para mejorar por lo menos un poco la
situación.
La
falta de contrato, es la falta de seguridad
Muchas
veces la gente que trabaja de temporerx, no tiene contrato. Lo que a
primera vista suena como una ventaja, ya que no hay que cotizar AFP,
ni FONASA, es en realidad una gran falta de seguridad para lxs
trabajadores. Porque al accidentarse dentro o fuera del fundo la
empresa tiene que llevar a sus trabajadores a una mutual de
seguridad, al enfermarse uno tiene que ir como particular al CESFAM,
lo que obviamente significa mayores costos. Es decir al no tener
contrato, los empresarios no responden a nada, lo que pase fuera o
dentro del fundo y a demás al jubilar unx no tiene nada – aunque
sin embargo se tiene que admitir que la AFP es un robo.
Al
mismo tiempo, cuando un contrato en realidad debiese ser un acuerdo
entre dos personas, en la realidad de lxs temporerxs es una
obligación, ya que hay que aceptar o no las condiciones que impone
el patrón.
¿Fiscalización?
Cuando
todas las malas prácticas que pasan dentro del área de lxs
temperorxs, lo debiesen fiscalizar funcionarixs del gobierno, estos
no son una verdadera amenaza para los patrones para que estos cambien
sus prácticas. Primero dentro de toda la provincia del Aconcagua hay
1.5 personas en fiscalizar durante la temporada, esto es demasiado
poco para poder fiscalizar de manera efectiva. Además cuando estos
encuentran una falta, en vez de multar, les dan plazos a los patrones
para cumplir con las normas y cuando los obreros denuncian, muchas
veces lo único que pasa, es que son despedidos.
En
este mundo de trabajo, donde lxs trabajodores son vistos como gastos,
en vez de lo que realmente son: Lxs que producen lo que luego venden
los empresarios, el sindicato se toma como objetivo de informar y
empoderar la gente. Es decir quieren de nuevo hacer boletínes y
charlas para informar la gente, además de asesorar la gente en
problemas concretos. El otro objetivo es de articularse con otros
grupos para poder luchar juntxs en temáticas que les importan a
todxs, como es por ejemplo la problemática del agua o la minera.
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