viernes, 1 de julio de 2016

En contra de los seres mágicos




por Pablo Rauld F.

Pueblo de Llay-Llay: el ser mágico no existe.

No existe un ser mágico que vaya a hacer las cosas por nosotros. Y no me refiero a un ser mágico sacado de un libro de Harry Potter que solucione nuestros problemas económico-amorosos, me refiero a ese ser mágico que ha estado presente en la mentalidad de la gente que aquí ha vivido durante casi toda su vida, o buena parte de ella. Ese ser mágico que aparece cuando se exclama ¡Alguien debería preocuparse de eso!

Alguien debería cuidar las áreas verdes.
Alguien debería limpiar la estación de trenes.
Alguien debería decirle al viejo Smith que no se robe el agua de Las Palmas.
Alguien debería preocuparse más de los niños.
Alguien debería traer mejores artistas pal Festival de La Chaya.
Alguien debería preocuparse de la delincuencia y la drogadicción.
Alguien debería traer más cultura a la comunidad.
Alguien debería enseñarle a los niños sobre la naturaleza.
Alguien debería alegar por un mejor transporte de micros.
Alguien debería hacer algo por la basura en la cuesta del cementerio.
Alguien debería preocuparse por hacer lo que yo no quiero hacer.

Vámonos más lejos del pueblo:
Alguien debería pararle los carros a los políticos.
Alguien debería cambiar la educación de este país.
Alguien debería enseñarle a los niños a disfrutar sin tanto celular y videojuego.
Alguien debería eliminar las AFP.
Alguien debería hacer algo por algo.

Ese “alguien mágico” no existe ni nunca existirá, porque los gobiernos son corruptos y defienden los intereses de la clase dominante. Porque aunque se llenen la boca de discursos bonitos y se agarren de luchas de la izquierda siguen defendiendo los intereses del lobby y sus camaradas. Porque en este pueblo llevan más de veinte años pidiendo que alguien se haga cargo de los lugares abandonados y que vuelvan los años dorados donde aunque no tuvieras más que tu propia capacidad para trabajar podías andar tranquilx y disfrutar de una vuelta por la plaza y cuartear a alguna persona encachá que se bajaba del tren.

Gente de Llay-Llay, los grandes cambios que hemos vivido como sociedad han sido impulsados por la clase trabajadora con el esfuerzo de la lucha y la resistencia ante la opresión de la burguesía y la burocracia política. Los obreros y campesinos consiguieron mejoras laborales con la organización y la convicción de que la historia es y será nuestra. Los grandes poetas, músicos y artistas en general de éste país y de todo el mundo han surgido por su propio esfuerzo y con las ansias de cambiar o reflexionar ante lo que consideraban era necesario cambiar. Las mujeres consiguieron el derecho a voto (entre otras pocas cosas) con el esfuerzo de las mujeres violentadas de toda la historia de la humanidad, aunque realmente no se ha avanzado la mitad de lo que debería haberse logrado al menos en esta sociedad machista y neoliberal.

Ciertamente que es necesario el apoyo y la voluntad de quienes dicen representarnos, es el derecho mínimo que debemos exigir como supuestos representantes que son del pueblo en Llay-Llay y en todo el país, pero seamos claros: Sin una presión constante, sin la voluntad de autogestión y sin las ganas de hacer valer la opinión de todxs nosotrxs, la clase dominante seguirá haciendo lo que le dé la gana.

Algún día debiésemos ser capaces de autogestionar nuestra propia existencia, modos de producción y relaciones sociales, eliminar las barreras de la institucionalidad y la dominación del ser humano por el ser humano. Pero para ello hay que cimentar las bases y un pequeño paso para lograr aquello es hacernos cargo de nuestro propio diario vivir, de organizar nuestros propios espacios y cambiar nuestra forma de relacionarnos. Hasta ese momento el “Alguien Mágico” nos seguirá pudriendo con la mentalidad del conformismo y la paja no asumida, el viejo Smith seguirá secando nuestra tierra sin que nadie diga nada (o aceptando buenos billetes) y nos van a chantar toda la industria que tiene a Santiago con lluvia ácida y los pulmones llenos de mierda.

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